Hoy la abuela te puso perfume y te sentís princesa.
Y cuando estás así, apuro a dibujar palacios en el aire, y mi espacio propio se vuelve tu reinado para que vengas y dispongas de mí, de mis tiempos, de mis atenciones.
No hay oro con que pueda comprarse la sonrisa que traes cuando venís con perfume y zapatitos rosa y medias verdes. Te sentís princesa, y para mí, lo sos.
Princesita de pelos desgarbados, dibujo mi corona de flor y caramelos, y asisto a la coronación más importante de la historia. Princesita de sol.
Lucía, luz.
Lucía, resplandeciendo y abriendote hacia afuera a través de esos ojos hermosos. Lucía, iluminando mis días, y dandole sentido. Tu segundo nombre no hace falta explicarlo, y ya quisiera yo que a ese no le hicieras ni un poco de honor, pero...
Lucía Soledad. Vas a brillar Lucía, y la soledad de tu entorno hostil, inseguro, impreciso, descuidado, indefenso, no será suficiente para opacar tu almita tan llena de luz y de ternura.
No vas a leer esto. Yo me encargo de que recibas el mensaje.
Tu ternura en derroche es razón de Esperanza para mí. Sedienta como estás de cuidado y cariño, a veces no comprendo de donde te viene ese caudal de ternura con que me mirás a los ojos y hacés que me sienta tan amada.
Lucía, Princesa de Esperanza, bendición del camino...
4 comentarios:
¿Sabés? Alguna vez se me ocurrió que 'Soledad' también podía querer expresar la cualidad del sol...
¡Un abrazo!
Tus palabras me han emocionado en lo profundo.
Luz soledad...Luz invitada a brillar en todo su esplendor...
Gracias Ana
Un abrazo enorme
TeSs
Es hermoso! Simplemente eso.. Hermoso..
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